La resistencia a la insulina nos conduce por caminos peligrosos para la salud. Pero se puede revertir. Incluso sin utilizar fármacos si éstos no son necesarios.

La resistencia a la insulina se diagnostica mediante un análisis de sangre. Si no se trata a tiempo, puede acabar con patología mayor, como la diabetes tipo 2, hipercolesterolemia, hipertensión, y más complicaciones. Se puede prevenir, incluso revertir, con cambios de vida.

Cuanto antes, mejor

El diagnóstico precoz hace que revertir procesos que pueden degenerar en mayores complicaciones, se solucionen.

Es lógico, pero muchas veces llegamos algo tarde. Y necesitamos un mayor esfuerzo para conseguir revertir situaciones que nos pueden llevar a complicaciones para la salud.

¿Qué es la resistencia a la insulina?

La insulina es una hormona producida por el páncreas, cuya función es dar un camino de entrada  a la glucosa  en las células, para la producción de energía.

Puede ocurrir que no se produzca suficiente insulina, y sin ella, el azúcar se acumula en la sangre, sin llegar a su objetivo de ser fuente de energía, y perjudicando la salud.

También,  puede haber un exceso de hormona insulina, el páncreas al percibir azúcar en la sangre aumenta su actividad. Pero la célula se cierra y no deja entrar la glucosa a través de su membrana, llegando a una resistencia a la insulina.

Que podemos hacer

Siempre acudir al médico para un buen diagnóstico y tratamiento.

En el Centro Médico Healthing encontrarás profesionales formados de tal manera que no solo vamos a recomendar fármacos si así se precisa, sino que vamos a incidir en la importancia de llevar la dieta y el ejercicio que cada persona requiera.

Dieta: el Ayuno Intermitente

El Ayuno Intermitente es una dieta muy versátil. Se puede realizar de muchas maneras, y su efectividad es innegable.

Para bajar peso, para estabilizar los parámetros sanguíneos, y mejorar la salud, cada uno debe encontrar la fórmula que mejor se adapte a sus circunstancias.

La palabra ayunar produce cierto miedo a las personas, pero en realidad es una forma de reconducir las costumbres alimenticias que ayuda, entre otras cosas, a eliminar la sensación de tener hambre a todas horas.

Esta sensación de querer comer a todas horas ocurre cuando consumimos en exceso hidratos de carbono de absorción rápida.

En el caso de tener unos indicadores de resistencia a la insulina, la modalidad que nos parece idónea de ayuno es la fórmula 5:2,  que significa que comemos de forma normal cinco días, y dos ayunamos.

El momento del ayuno, se tomará agua, caldos o té. Y los beneficios se sienten rápidamente.

El objetivo es reeducar al cuerpo, de obtener la energía del metabolismo de las grasas y no de los hidratos de carbono.

La sensación de hambre se produce cuando el organismo necesita combustible.

Con la forma que tenemos errónea de alimentarnos, excesivamente rica en azucares de rápida asimilación, se inhibe la producción de lipasa, por lo que cada pocas horas tenemos la necesidad imperiosa de comer.

Si restringimos los azúcares, el organismo buscará la energía en otra importante fuente, la grasa.

Y ésta es la manera en que vamos a conseguir recuperar el control de esa sensación continua de hambre, recobraremos los parámetros sanguíneos saludables, nos ayudara a tener el peso ideal y evitaremos fármacos.

La elección de los alimentos es muy relevante, deben ser de calidad, ricas en grasas saludables, vegetales y fruta  de procedencia orgánica, proteínas de ganadería ecológica, legumbres y frutos secos.

Esta es la forma de comer que tenían probablemente nuestros ancestros. Cuando las personas no tenían accesibilidad de conseguir todos los alimentos con tan solo abrir la nevera, como sucede actualmente en las civilizaciones modernas, pasaban naturalmente por momentos más o menos prolongados de ayuno.

El entrenamiento de alta intensidad

Hacer aunque sea unos minutos de ejercicio al día, puede ser suficiente. Lo más importante es evitar el sedentarismo, mal que, aunque nuestra dieta sea perfecta, perjudica la salud y no se puede sustituir por nada.

La Doctora Joan Vernikos escribió un libro titulado “Sitting kills, moving heals” (Sentarse mata, moverse cura) en la que estudió como el cuerpo tiene que interactuar contra la gravedad para funcionar bien.

Lo que dice es que no hay que permanecer sentado más de 15 minutos seguidos. Hay que levantarse, y moverse. Esto es para tantas personas impensable, ya que su día a día es permanecer en la misma silla durante horas.

Cuando asociamos el ejercicio de alta intensidad con el ayuno intermitente, se producen grandes beneficios: el cerebro se activa, el proceso digestivo mejora, los parámetros sanguíneos recobran equilibrio, descansamos mejor, optimizamos la salud en general.

Pd. Si haces ayuno y ejercicio intermitente, es recomendable el control de un médico o terapeuta. Practicado sin supervisión puede producir mareos, y otros síntomas indeseables.

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